Qué oscuro
rincón
nebuloso y
ácido
del alma,
ha parido
estas notas
dulcemente
amargas
que brotan
cristalinas
desde el
ocre
y el ébano.
Adónde va
esa melodía
que llueve
en mis pupilas
y me nubla
el tiempo
y adónde
sus destellos
que
alumbran mis minutos.
Qué soplo austral
despejará
los cirros
de otras
vidas,
en otras
latitudes,
y hará
llover
la misma
lluvia
con diferentes
aguas.
Qué labios,
qué manos
qué metales
, qué gargantas,
qué
cuerdas, qué maderas
hablarán
este idioma
perfecto, inmortal,
que pertenece
a todos
y es propiedad
de nadie.
Glavi, 27
de julio de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario