Atrás quedaron las asambleas populares en la Plaza Merced y su «que se vayan todos», porque pasa lo mismo que en el resto del país: no se fue nadie. Nosotros también tenemos nuestros Garrés, Abal Medinas, Ibarras, Sabbatellas y tantos otros que se reciclan y viven eternamente ocupando cargos públicos.
La «Perla del Norte» exhibe una monumental concentración de riqueza proveniente esencialmente de los capitales agrarios y, en ese contexto, el trabajo esclavista de las multinacionales cerealeras que conchaban a los «changos» santiagueños -a través de consultoras como Manpower y Adecco- para el despanojado del maíz híbrido, sigue siendo moneda corriente.
También quedó atrás la época en que las obreras textiles poblaban el centro de la ciudad en cada cobro de la quincena: hoy la industria textil continúa siendo una de las principales fuentes de ocupación de los trabajadores pergaminenses, sólo que ahora lo hace bajo la forma de trabajo precarizado y tercerizado en el que familias enteras cortan hilos y pegan botones.
Es habitual que se ataque al Partido Obrero y a la izquierda en general de tener una visión macroeconómica y dejar de lado las cuestiones cotidianas de cada localidad: nada más alejado de la realidad. En Pergamino y en el resto del país, somos personas que trabajamos en las fábricas, los hospitales, las escuelas. Muchos vivimos en barrios en los cuales no hay acceso al gas natural o a las cloacas o el agua potable.
Mientras se han gastado fortunas para embellecer la peatonal, a medida que nos alejamos de la zona céntrica, nos encontramos con calles que parecen haber sido bombardeadas, con baches que parecen cráteres.
El intendente Gutiérrez, exkirchnerista y ahora amigo de Scioli, a pesar del caso Spartacus, transita su tercer mandato y en todos estos años una de sus «obras» más importantes ha sido la instalación del bingo (propiedad del macrista y actual presidente de Boca Daniel Angelici) favoreciendo un negocio que produce ingresos multimillonarios a sus dueños y, en contrapartida, destruye el futuro de cuantiosas familias. Junto al bingo, se estableció la Universidad del Noroeste que, curiosamente, es «bingodependiente».
El boom sojero y su consecuente incremento del valor de las tierras, ha provocado un aumento descomunal en el valor del los inmuebles y los alquileres que provoca, además, una inflación «endógena» o microinflación que se agrega a la ya exuberante que padecemos todos los trabajadores argentinos.
Y eso no es todo, para el 2013, el Ejecutivo local prevé aumentar las tasas entre un 20 y un 25% con la pasividad cómplice de los bloques opositores.
En síntesis, a través del gobierno municipal, el provincial y el nacional, los trabajadores seguimos pagando los platos rotos.
En este año que concluye, en nuestra ciudad asistimos a una lucha histórica: la que protagonizaron los estudiantes reclamando el boleto gratuito. Estos pibes, que son «hijos del Argentinazo», han dado una lección a los trabajadores pergaminenses y al conjunto de la población. Es hora de seguir su ejemplo y construir una herramienta política de los trabajadores y para los trabajadores. Desde el Partido Obrero y el Frente de Izquierda lo estamos intentando.
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