Acatar o adherir, esa es la
cuestión
El reciente conflicto surgido
como consecuencia del pago en cuotas del aguinaldo fue el combustible que
reavivó la llama del malestar que me produce escuchar o leer que «la medida de
fuerza contó con un alto acatamiento».
Distintos medios gráficos y
sitios web de los propios gremios utilizan sistemática y comúnmente esta
terminología: «Alto acatamiento en la primera jornada del paro de
estatales» (El Día / 12-07-2012); «Alto
acatamiento al paro docente convocado por el SUTE» (Los Andes / 02-07-2012);
«Multitudinaria marcha y alto acatamiento al paro de estatales en Chubut» (Web de la Asociación de Trabajadores de la
Educación de Chubut - Web de la www.atechchubut.org /27-06-12); «Alto
acatamiento al paro de ATE en toda la provincia» (La Voz de Jujuy /
13-07-2012); «Paro docente: alto acatamiento en Buenos Aires y otras seis
provincias» (Clarín / 29-02-2012); «Paro docente: alto acatamiento en todo el
país» (La Nación / 06-03-2012).
Según el diccionario de la Real
Academia Española, acatar expresa en su primera acepción
«tributar homenaje de sumisión y respeto» y en la segunda
significa «aceptar con sumisión una autoridad o unas normas
legales…». En tanto, el diccionario online «WordReference» le otorga casi el
mismo sentido: obedecer, aceptar voluntariamente una norma o
autoridad.
Todo discurso lleva una marca
social. La relación entre lenguaje y poder ha sido y es estudiada
permanentemente: Gramsci le
atribuyó una singular importancia al
tema del lenguaje en sus «Cuadernos de la Cárcel». Por otra parte, el
lingüista inglés Michael Halliday sostiene que «la lengua es el elemento
esencial del proceso por medio del cual el ser humano llega a integrarse a un
grupo...». Pues bien, según el lenguaje de los medios y de los propios
representantes de la corrupta y servil burocracia sindical, se nos pretende
integrar a un grupo verticalista y autoritario, claramente antidemocrático,
tanto en su discurso como en sus acciones.
El uso del término «acatar» no es
casual, ya que es una práctica tan frecuente
como abyecta en el día a día del devenir gremial la «bajada de línea» de
la dirigencia hacia los afiliados en contraposición a la metodología de las
asambleas de base.
El sistema capitalista cuenta entre
sus principales aliados a los medios masivos de comunicación y a los sindicatos
funcionales a los intereses de la patronal y al gobierno burgués de turno.
Pensar una sociedad sobre nuevas
bases, entre otras cosas, requiere disputarle el poder a una mafia sindical
anquilosada en sus sillones a través de nuevas organizaciones democráticas y
combativas por un lado y, por otro, llevar adelante la tarea de poner en boca
de cada trabajador una terminología y un discurso también democráticos.
Publicado en "Rebelión" 10/09/2012 - Copyleft