«El hombre de la esquina gris» |
Las palabras no dicen,
los silencios no callan
y retumban sus ecos
en las cúpulas yertas
de una página.
Tango final
sin golondrinas,
ni percal ni arrabales.
El adiós que sembraban los trenes
se disipó en el aire irrespirable y agrio.
Las calles huelen a despojos rojos,
el sol se tambalea entre gigantes
de cemento, bebiéndose la noche
en un único trago:
embriagado de estrellas se cae lentamente
y muere en el confín de la avenida larga.
Los bandoneones gimen:
huérfanos de manos
llaman a la solidaridad
del trasnochado,
apelan al alcohol
de bodegones olvidados,
de mostradores gastados por los codos
y por el paso del tiempo que no vuelve.
Agazapadas en papeles
blancos y amarillos,
cicatrices negras
y heridas azules
van obturando
el tiempo.
Glavi, 20 de mayo de 2017
los silencios no callan
y retumban sus ecos
en las cúpulas yertas
de una página.
Tango final
sin golondrinas,
ni percal ni arrabales.
El adiós que sembraban los trenes
se disipó en el aire irrespirable y agrio.
Las calles huelen a despojos rojos,
el sol se tambalea entre gigantes
de cemento, bebiéndose la noche
en un único trago:
embriagado de estrellas se cae lentamente
y muere en el confín de la avenida larga.
Los bandoneones gimen:
huérfanos de manos
llaman a la solidaridad
del trasnochado,
apelan al alcohol
de bodegones olvidados,
de mostradores gastados por los codos
y por el paso del tiempo que no vuelve.
Agazapadas en papeles
blancos y amarillos,
cicatrices negras
y heridas azules
van obturando
el tiempo.
Glavi, 20 de mayo de 2017
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